Soy voluntaría desde algunos días en Cruz Roja, haciendo de todo: atender al teléfono, preparar packs de comida, distribución de alimentos, etc.

Lo que he visto es la soledad desesperante de la gente que no tiene nada, sobre todo, los mayores. Es la vida diaria de los voluntarios en Cruz Roja. Pero con el Covid-19, siento que las organizaciones que tendrían que estar al servicio de la población (el ayuntamiento por ejemplo) no es capaz de atender de manera eficaz y desvían su trabajo en las espaldas de la Cruz Roja. El principal desafío es tener que depender de ellos para hacer bien nuestro trabajo. Tengo la sensación que no están cumpliendo con sus deberes y es muy frustrante.

Poder ponerse el chaleco Cruz Roja es un honor. El equipo es como una familia. Todo el mundo se cuida, todo el mundo esta pendiente del uno y del otro. A parte sentirme útil, me siento agradecida de poder hacer parte de ese grande equipo y trato de concentrarme en los pequeños gestos que hacen toda la diferencia en el dia de alguien.

Aunque estamos viendo cosas muy difíciles, afrontándonos a la pobreza, desesperación y soledad de la gente, la Cruz Roja tiene el poder de regalar sonrisas gratis a la gente, que valen todas las penas del mundo.

Gracias de corazón, por enseñarnos vuestra humanidad, por ser tan valientes y inspirantes.

Sinead Shannon-Roche
Spanish Red Cross
April 7, 2020