Durante estos días he logrado observar que la solidaridad motiva a los voluntarios a dar lo mejor de sí, con tal de ayudar a las personas vulnerables aún ante el riesgo de poder contagiarse.
Es grato ver como las personas de la comunidad se sienten aliviadas al recibir sus medicinas puesto que no pueden salir. Escucharlos decir “¡GRACIAS”!, nos reconforta y nos da fortaleza para continuar ayudando, puesto que de esos medicamentos depende la salud y la vida de la comunidad.
La mayoría de los medicamentos que hemos logrado entregar son para personas mayores, y he podido comprender y afirmar nuevamente que las personas adultas mayores son y serán muy importante para nuestra sociedad porque son la fuente de la sabiduría; por ende hay que cuidarlos mucho.
En realidad está ayuda social me llena mucho de satisfacción y tranquilidad.