Perspectivas e interrogantes derivados de la primera edición de Future Fellows

¿Qué actitudes y conductas debemos fomentar a medida que avanzamos hacia nuestra perspectiva colectiva tal como esta se refleja en la Estrategia 2030? ¿Cómo podemos ayudar a las personas con aspiraciones a impulsar el cambio institucional en sustento de las importantes transformaciones descritas?

Estos fueron algunos de los interrogantes centrales de la primera edición del programa Future Fellows que presentamos el año pasado. En este programa de 8 meses, llevamos a cabo nuestra labor en diferentes lugares, con diversos husos horarios, con un grupo de 28 colegas increíbles, voluntarios y miembros del personal, que representaban la amplia diversidad de talentos de las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Sus perspectivas sobre el cambio y su identificación con los principios del cambio social y de la justicia social, más que sus competencias y cargos, sirvieron de fundamento de su participación. Durante el período de su beca, los becarios trabajaron en pequeños grupos dedicados a tareas comunes e individuales, con estrecho apoyo de un grupo de mentores increíbles.

Vale la pena señalar que Future Fellows existe en paralelo con diversos programas que organiza la Academia Solferino de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Federación Internacional) para las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, entre ellos un ciclo de innovación para la juventud y actividades para dirigentes. Todos estos programas están orientados a favorecer una mejor comprensión del vínculo entre la aptitud individual de dirección (a todo nivel) y las capacidades de la organización para adaptarse a las necesidades en constante evolución de las personas afectadas por las crisis.

Un ejemplo

Durante el período de la beca, recopilamos comentarios frecuentes (y anónimos) sobre preguntas relacionadas, entre otras, con la utilidad, las conductas y las actitudes. Las siguientes ideas emanan de esos datos, de las reflexiones de los mentores y otras observaciones.

Los becarios denotaron gran entusiasmo en establecer una conexión social con personas que estaban experimentaban dinámicas similares en su organización. Un componente de la beca era el constante trabajo colectivo, aunque originalmente no fuese un elemento en la red de colaboración propiamente dicho, ya que se deseaba hacer hincapié en grupos más pequeños y en su dinámica interna. Sin embargo, se observó que si bien una cultura que propiciara las relaciones interpersonales podía resultar positiva, era necesario comprender y modelar mejor (y, cuando fuera necesario, reformular) la calidad de las relaciones que debíamos tener para cultivar una cultura basada en resultados en las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Gracias a la increíble contribución de Trish Adobea Tchume, los becarios reflexionaron sobre las relaciones interpersonales y la distinción entre su perspectiva individual y la perspectiva institucional, y sobre la ubicación de su propia orientación política. Hubo una cierta incomodidad y hasta casi una mentalidad de tabú en cuanto a diferenciarse de la identidad institucional, incluso en contextos pequeños y presuntamente seguros. Esto lleva a formularse preguntas acerca de qué son el cambio, la creatividad y la acción, y cómo se los apoya, en el seno de organizaciones con una marca e identidad tan bien definidas como son las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

La otra cara de la distinción individual frente a la cultura institucional es entender cómo los becarios realizaban mejor sus funciones dentro de su propia organización. Con la inestimable ayuda de Ari Lipman, los becarios pudieron explorar la ciencia y el arte de la movilización política. Los becarios observaronlos resultados transformadores de las entrevistas de diálogo, durante las cuales utilizaron un formato semiestructurado para interactuar a un nivel de interés más profundo con colegas de sus Sociedades Nacionales en relación con los problemas de carácter estructural.

Y lo que es más importante es que vimos cuán significativos fueron los mentores de los grupos para los becarios, tanto en cuanto a personas como en cuanto a estructuras. Los mentores dirigieron de manera permanente las adaptaciones del programa en función de sus experiencias con los grupos. Cada grupo tuvo su propia dinámica, y reflexionamos periódicamente con los mentores sobre cómo se movían entre sus funciones de estímulo al pensamiento innovador, por un lado, y la prudencia, por el otro. Se observó, sí, que la mentoría produce buenos resultados cuando considera todos los tipos de emociones y funciones, y da cabida al propio ciclo de aprendizaje del mentor en relación con el grupo.

Más preguntas que respuestas

Esta búsqueda de ideas ha generado muchas más preguntas y mucho nos gustaría ir más a fondo respecto de algunas de esas preguntas en 2022.

En 2021, en lugar de solicitar la postulación de candidaturas a las Sociedades Nacionales, convocamos a presentaciones individuales (que requirieron apoyo institucional). Aunque los propios becarios apreciaron esta modalidad, a veces causó confusión en las Sociedades Nacionales que tienen sus propios planes de apoyo para las instancias de dirección. Esta cuestión se presta a una reflexión más profunda: ¿cómo comprender mejor los puntos de influencia para el cambio frente a los sistemas y procesos que ahora existen?

También nos preguntamos sobre el mejor lugar para organizar esta beca. Como grupo externo, pero de carácter interno, ofrecimos una plataforma para estas becas, aunque bien se podrían considerar otras opciones, por ejemplo, incorporar el programa en la Federación Internacional o incluso organizarlo a nivel regional o local. ¿Cómo afectaría esto al aprendizaje a largo plazo y a la integración del trabajo realizado por los becarios? ¿Cuáles serían los pros y contras de este enfoque?

La Estrategia 2030 como pilar para esta beca, si bien resultó útil para una narrativa compartida, también planteó algunos interrogantes. Los becarios señalaron que el uso de una estrategia mundial como punto de partida para su trabajo individual, y el papel de la Federación Internacional como convocante de este proceso podría, en algunos casos, contradecir el ulterior fortalecimiento del carácter descentralizado de las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

¿Qué sigue?

Al evaluar las ideas dimanadas de nuestras diversas actividades relacionadas con las instancias de dirección y el cambio en 2021, y formular los objetivos de aprendizaje para 2022, vamos a examinar las siguientes opciones que ahora se han puesto en evidencia para nosotros.

En 2022, vamos a ofrecer una nueva versión de la beca en un formato similar, con adaptaciones al plan de estudios basadas en las observaciones que se nos han hecho llegar. Ajustaremos el enfoque a fin de invitar a las personas que tienen un mandato dentro de sus organizaciones, y posicionaremos aún mejor la beca como un espacio para comprender, replantear y modelar la calidad de las relaciones interpersonales que conducen a la transformación institucional.

Al propio tiempo, exploraremos la viabilidad de ofrecer un ciclo vertical para grupos de las Sociedades Nacionales, integrados por personas que representen diferentes identidades institucionales.

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