Créditos fotográficos: La Cruz Roja Libanesa

El inicio del 2020 estuvo marcado en el Líbano por las continuas protestas, la crisis económica, el colapso político y la pandemia de COVID-19. La inestable situación económica del país y el aumento constante de la incidencia de la pandemia afectaron de forma determinante a la estabilidad financiera de la mayoría de la población. En ese contexto, el país se vio estremecido por una catástrofe inesperada que tuvo lugar el 4 de agosto de 2020. Un gran depósito de nitrato de amonio explotó en el puerto de Beirut y causó la muerte a más de doscientas (200) personas, dejó más de seis mil heridos (6000) y generó daños en los hogares de más de ochenta mil (80 000) familias1. «Estaba conmocionado y no conseguía hablar con nadie porque todas las redes de telefonía se habían saturado», explica Atta Durrani, anterior representante de la Cruz Roja Neerlandesa en el Líbano, que se encontraba en su domicilio de Beirut en el momento de la explosión.



La intervención a nivel digital

La Cruz Roja Libanesa participó como uno de los múltiples agentes de intervención inicial sobre el terreno, pero necesitaba apoyo adicional para realizar una evaluación rápida y eficaz de los daños producidos y garantizar el acceso y la atención a las comunidades que presentaban una imperiosa necesidad de ayuda. «Nadie estaba preparado para una explosión de ese calibre», afirma Chahine Hamze, director de tecnología de la información y las comunicaciones en la Cruz Roja Libanesa. «Solo disponíamos de recursos para realizar pequeñas evaluaciones de daños sobre el terreno mediante el sistema de información geográfica». 510, la iniciativa sobre datos y recursos digitales de la Cruz Roja Neerlandesa, ya había prestado apoyo a su homóloga libanesa en el rastreo de los casos de COVID-19 y se pusieron rápidamente en contacto con Hamze la misma noche de la explosión. Beirut necesitaba una rápida intervención de emergencia, ya que «los mayores resultados se obtienen durante las primeras veinticuatro (24) horas», explica Stefania Giodini, directora de operaciones de la iniciativa neerlandesa. 510 consiguió identificar las zonas afectadas mediante una herramienta automatizada para la evaluación de daños que combinó el uso de imágenes a pie de calle con fotografías satelitales, que ofrecían una perspectiva general de los tejados dañados. «Recibimos una imagen satelital anterior a la explosión y otra posterior, lo cual nos permitió analizar el nivel de afectación de la zona», relata Hamze, «pero también teníamos que identificar los daños al nivel de los escombros». Con el apoyo de voluntarios ubicados en los Países Bajos y en el Líbano y con ayuda de la aplicación Mapillary, el grupo de trabajo de 510 consiguió analizar fotografías realizadas con los teléfonos desde las calles de la ciudad devastada, a fin de facilitar a la Cruz Roja Libanesa una visión integral de la zona afectada. Desde el Líbano, los voluntarios sobre el terreno enviaban imágenes que los técnicos voluntarios de 510 examinaban, analizaban y glosaban en función del tipo de daños (ventanas rotas, daños estructurales, etc.). Con relación al trabajo realizado, Jacobo Margutti, analista de datos en 510, afirma que la organización «consiguió entregar la evaluación de datos en un plazo de veinticuatro (24) horas tras la solicitud, de manera que la Cruz Roja Libanesa pudo centrar sus esfuerzos en la prestación de ayuda durante la fase crucial de la emergencia».



La importancia de los datos

La Cruz Roja Libanesa ya recurría previamente al uso de cuadros analíticos y de visualización para su trabajo en el ámbito de la medicina social, en su intervención con motivo de la COVID-19 y en muchas más iniciativas en el Líbano. Desde 510, fueron capaces de adaptar esas plataformas de trabajo existentes para albergar los distintos tipos de datos que se recopilaron a raíz de la explosión de Beirut. «510 nos ayudó a analizar los datos que habíamos recopilado durante la evaluación de las necesidades y, de ese modo, pudimos establecer rápidamente programas de asistencia básica para prestar ayuda a las familias más vulnerables entre la población afectada», explica Hamze. El uso de los datos forma parte integrante de la formulación y la ejecución de programas ajustados a las necesidades identificadas, pero es necesario introducir continuamente adaptaciones y mejoras. Con frecuencia, la Cruz Roja Libanesa ha planteado consultas a los expertos en uso responsable de los datos de 510 sobre eventuales cauces para mejorar sus estrategias de protección y seguridad de la información. En última instancia, «la organización ha contratado a un consultor que contribuirá a la mejora y el mantenimiento de los reglamentos en materia de datos y se ocupará de fortalecer la capacidad del personal», indica Hamze con relación al gran volumen de datos que debe gestionar la Sociedad Nacional. Ello remite a la observación formulada por Durrani: «Si la organización es eficaz en la gestión de los datos, tendrá un funcionamiento eficaz en general y, por consiguiente, mantendrá un alto nivel de credibilidad».



Medidas ulteriores

La Cruz Roja Libanesa trabaja en todo momento para mejorar su capacidad digital en los ámbitos que le permitirán aumentar la celeridad y la eficacia de las intervenciones, tanto en el marco de la pandemia de COVID-19 en curso como en futuras operaciones. «Actualmente, estamos aplicando un proceso de mejora de las operaciones a partir de los datos disponibles y trabajamos con 510 en un próximo proyecto para aumentar la eficiencia en el tiempo de reacción de las ambulancias. Además, tratamos de hacer previsiones sobre la capacidad y las necesidades existentes en la sala de operaciones», responde Hamze cuando se le pregunta sobre las iniciativas inmediatas y futuras de la organización. «La Cruz Roja Libanesa está presente en todas partes y trabaja en múltiples sectores», indica Durrani con relación a las medidas ulteriores que adoptará la organización. «Se necesitan herramientas que contribuyan a la preparación para múltiples crisis, ya que la Cruz Roja Libanesa es el principal agente de intervención ante las diferentes emergencias que se producen en el Líbano». En vista de los conflictos históricos que han afectado al país, la combinación de un plan de preparación más inclusivo con los datos sobre intervenciones y rehabilitación que posee la Sociedad Nacional puede permitir, en la opinión de Durrani, «una mayor capacidad para anticipar los acontecimientos que supere la función meramente reactiva ante las crisis». A continuación, Durrani vuelve a destacar la importancia decisiva que reviste la gestión de la información para la Cruz Roja Libanesa: «Los datos son el ámbito fundamental que puede contribuir a agilizar la labor de la organización». Ocho (8) meses después de la explosión, la Cruz Roja Libanesa ha realizado más de cincuenta mil (50 000) evaluaciones domiciliarias, ha brindado ayuda a más de doscientas mil (200 000) personas y mantiene activa la intervención ante la pandemia de COVID-19, con más de quince mil (15 000) operaciones realizadas. En la actualidad, 510 mantiene el apoyo a la Cruz Roja Libanesa en el marco de la intervención ante la COVID-19 y colabora con la organización en la concepción de futuras soluciones digitales y de gestión de datos que contribuirán a optimizar sus niveles de intervención y la eficacia a corto y largo plazo.





Notas a pie de página :

1 — Datos extraídos del sitio web de la Cruz Roja Libanesa https://www.redcross.org.lb

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